Resistencia al Cambio: Cómo Lograr que Embriólogos y Médicos Adopten el EMR

Medical professionals gathered in a modern clinic while a specialist presents information on a laptop during a meeting about EMR adoption.

La resistencia al cambio es, probablemente, el mayor obstáculo en la digitalización de una clínica.

Y no se trata de una cuestión de edad o de habilidades tecnológicas, sino de confianza.
Confiar en que el nuevo sistema no complicará el trabajo, que no hará perder tiempo en consulta y que realmente servirá para mejorar la organización y la trazabilidad.

En muchas clínicas, la implantación de un EMR (Electronic Medical Record) se vive con una mezcla de ilusión y miedo. Si estás en esa fase, quizá te interese leer Los 5 Errores Más Comunes al Implementar un EMR en Salud

Los equipos saben que el objetivo es avanzar, pero temen perder el control de los procesos que ya dominan.
Y esa sensación, aunque normal, puede frenar por completo el éxito de la adopción.

En el ámbito clínico, especialmente en reproducción asistida, esa resistencia al cambio suele ser más intensa: porque los procesos están muy protocolizados, porque cada clic y cada minuto cuentan, y porque el trabajo con pacientes no deja margen para errores.

1. Escuchar antes de implementar

Antes de hablar de pantallas, licencias o flujos, hay que hablar con las personas.
Escuchar cómo trabajan, qué les preocupa, qué tareas les quitan más tiempo o qué errores se repiten.

Esa información es clave para adaptar el sistema y diseñar un EMR que solucione problemas reales.
Además, el simple hecho de preguntar y escuchar genera confianza: demuestra que el sistema no es algo impuesto, sino una mejora construida con ellos.

2. Implicar al equipo desde el principio

Cuando médicos, embriólogos y enfermeras participan en las decisiones —aunque sea en pequeños detalles—, la percepción del sistema cambia por completo.

Permitirles validar pantallas, revisar informes o probar versiones piloto hace que el EMR deje de ser “un software impuesto” para convertirse en “su sistema”.

Cuanto más visibles sean sus aportaciones, mayor será el compromiso con la herramienta.

3. Formar, pero también acompañar

Una buena formación técnica es fundamental, pero no suficiente.

El verdadero reto empieza el primer día de uso real.

La clave está en el acompañamiento posterior: estar cerca cuando aparecen las primeras dudas o frustraciones.

Tener a alguien del equipo o del proveedor disponible para resolver problemas en tiempo real reduce el rechazo y acelera la curva de aprendizaje.

Un plan de soporte cercano, con alguien que escuche, explique y adapte procesos, hace que el cambio sea más fluido y menos frustrante.

4. Medir y comunicar los beneficios

La adopción mejora cuando el equipo ve resultados concretos.

Comparar tiempos de registro, reducción de errores o mejora en trazabilidad, como los que se logran con un EMR basado en la nube, motiva mucho más que cualquier presentación de PowerPoint.

Si en tres meses los médicos dedican menos tiempo a informes o los embriólogos evitan duplicidades, hay que mostrarlo.

Visualizar los beneficios tangibles convierte la digitalización en algo real, no en una promesa abstracta.

5. Liderar con coherencia

La adopción de un EMR no se logra solo con formación, sino con ejemplo.

Si los responsables de área o los directores médicos no utilizan el sistema, el resto del equipo tampoco lo hará.

El mensaje más poderoso no está en los correos o en las reuniones, sino en la práctica diaria.

Cuando los líderes registran, revisan y confían en la información del EMR, el equipo entiende que no se trata de una imposición temporal, sino de una nueva forma de trabajar.

Esa coherencia entre lo que se dice y lo que se hace consolida el cambio y transforma la resistencia en confianza.

Conclusión

La resistencia al cambio no es un obstáculo, es un mensaje: el equipo necesita confianza.

Y esa confianza se gana con comunicación, formación y acompañamiento.

Los embriólogos y médicos no se resisten al software, sino a perder seguridad, control o tiempo.

El verdadero desafío está en mostrarles con hechos, no con promesas, que el sistema les ayudará a trabajar mejor, no a trabajar más.

De esta manera, la adopción del nuevo sistema dejará de ser un reto para convertirse en una transformación real.

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